Blanco y negro

Un corrector atinado, profesional y paciente

A Jesús tuve el gusto de conocerlo porque me entrevistó junto con Arnulfo de Santiago para la Maestría en Diseño y Producción Editorial, más tarde lo tuve como mi maestro y por Facebook me enteré que es el autor de un blog que sigo desde hace tiempo de una manera asincrónica con mucho de lo que vemos por internet, el nombre de ese ámbito de reflexión es por demás sugerente, “La lengua y la pluma”, lo recomiendo a todos y no sólo a quienes tienen como inquietud a la corrección como oficio riguroso. 

A mí su blog me saco de apuros hace como dos años cuando tenía la necesidad de encontrar una explicación sencilla de las maneras correctas de conjugar el verbo haber. El blog de Jesús también puede ser de utilidad para quienes necesiten herramientas para expresarse de manera más apropiada mediante la voz, la tecla, el lápiz o digámoslo con humor el cincel. En esta plática sobre la corrección hay algo que dijo Jesús que me parece fundamental y que incluso marca la diferencia entre un buen corrector y uno de mediana factura más allá de la formación académica, que influye, pero que de ninguna manera determina y se trata de lo siguiente “un buen corrector es por naturaleza un individuo con un amplio bagaje cultural, el manejo correcto de los signos de corrección, los títulos académicos sirven claro, pero si no hay cultura en un individuo que va a poner en práctica un proceso de edición a través de la intervención de un texto los resultados pueden ser malos o indeseables” aunque no lo dijo Jesús otro punto importante en este arduo trabajo está ligado al carácter del corrector, un buen corrector de modales rudos y abundan en el medio, tendrá problemas y generara problemas en el proceso de producción editorial a menos que se tope con un autor muy comprensivo y un editor paciente.

Pero esto es cada vez más infrecuente debido a los ritos de producción y publicación que exige el ámbito académico, de tal suerte que el casi siempre justificado el enojo del corrector frente a textos que espantan y de los que salen monstros, arañas y vampiros y no precisamente por el tema, sino por la falta de articulación que se aprecia en los mismos, debería ser compensado, por lo menos, con una buena remuneración que contribuya al pago del psicoanalista, matizado lo anterior con más propiedad puedo decir por experiencia que el trabajo del corrector aquí en México no está adecuadamente reconocido y sus parámetros salariales necesitan ser revalorados, pero sueño porque vivimos en el capitalismo salvaje.

 

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