Hace un lustro que inició este espacio de análisis y reflexión sobre el ámbito del libro, la edición y la lectura. En el último año, han colaborado voces diversas de distintos países para compartirnos sus experiencias y perspectivas, brindándonos, con ello, más elementos para mejor comprender el mundo del libro en todos sus aspectos, pues éste sigue siendo el gran medio para la transmisión del conocimiento y del goce estético de las creaciones literarias.
Desde la sociología y la retórica en el quehacer editorial hasta las diversas maneras de lectura y edición han sido algunos de los ejes temáticos abordados en este último lapso en Interlínea. De igual modo, se ha abordado la relación del autor con su editor, misma que a lo largo de la historia muestra no pocos casos de conflicto y desacuerdo, pero también otros de concordia y gratitud. Es muy conocida la disputa entre Marcel Proust y Gaston Gallimard durante el proceso de edición de En busca del tiempo perdido, o los enojos de Goethe con sus editores, al grado de decir que los editores deberían tener un infierno especial. Pero también existen casos inversos, de concordia y gratitud, de los que dan cuenta los editores Carlos Barral, Joseph Unsewin y Giulio Einaudi, entre muchos otros.
Interlínea no sólo cumple un año más de seguir dando cuenta del mundo de la edición y la lectura, de ir registrando percepciones, vivencias y opiniones para mejor comprender la cultura del libro, sino que sigue, como éste, preservándose y transformándose. Quienes tenemos la fortuna de colaborar regularmente, celebramos la existencia de este espacio de reflexión continua, de ponernos al día con lo que actualmente ocurre en el ámbito de la edición, que ha desempeñado, desde la Antigüedad hasta ahora, un papel fundamental en el desarrollo de la mayor parte de las civilizaciones.