El lenguaje es emoción y las emociones son parte del ser, lo conforman y le permiten comunicarse, explorar, nombrar lo invisible. Los editores han incorporado más de un lenguaje en los libros, los textos se entremezclan con texturas, colores, imágenes y diferentes tipografías, hoy en día los libros impresos no sólo nos muestran palabras, el papel y los diferentes elementos, combinados con las formas en las que interactúan, posibilitan diferentes lecturas. A partir del siglo XXI el uso de tecnologías y la combinación de texto e imagen son parte indisoluble de nuestras lecturas cotidianas, la lectura lineal en la que el lector empieza por el principio y continúa hasta el final se entremezcla con la lectura orgánica en donde no necesariamente se sigue un orden único, por otro lado, con frecuencia se leen varios textos de forma simultánea y en diferentes formatos. Como lectores nos descubrimos explorando no sólo los hipotextos, versiones originales, sino también también los hipertextos, versiones que surgen a partir de los hipotextos, las ediciones de libros en estas épocas contemporáneas, apelan a los diferentes sentidos del lector, el tacto, la vista, los colores, que además invitan a conectarse desde niveles inconscientes en todo el sentido de la palabra, nos invitan a dialogar con los autores, en donde escritor y lector comparten su vida, sus orígenes, sus intereses. 

En el caso de la editorial Almadía, por ejemplo, ésta nos acerca a Oaxaca, a la cultura del estado, a su gente, a sus comunidades, los paratextos, con diseños lúdicos y juguetones, construyen diferentes lecturas, el diseñador e ilustrador Alejandro Magallanes, quien ha colaborado con la editorial, ilustra a través de tipografías que hablan y enriquecen los significados. Como editor, Gustavo Cruz, nos adentra en una mezcla de tradiciones y modernidad, abriendo la perspectiva de Almadía al mundo globalizado. 

Hoy en día el fomento de lectura forma un binomio indisoluble entre libros y lectores donde las propuestas incluyen diferentes lenguajes.