Hipertexto
Camilo Ayala Ochoa
Bien hace Joel Torres al reconocer el Copyleft como una filosofía porque brinda facilidades para la libre circulación de la actividad intelectual de manera comercial o gratuita.
Consiste en una simbología normalizada que evita tocar ventanillas para obtener licencias y permisos y, hace estériles los instrumentos contractuales, podemos así brindar o tomar obras susceptibles a ser usadas, modificadas o distribuidas. Esto no cancela al Derecho de Autor, no se trata de un sistema alternativo del Copyright, porque las obras con etiqueta Copyleft son protegidas, pueden ser registradas y si existiera un abuso tal como apropiación, el titular de los derechos puede desatar una querella, una denuncia o una demanda. También se trata lo señala Torres, de dar seguimiento a los contenidos, proporcionando a los editores y bibliotecarios las mejores prácticas y los estándares internacionales para la administración de información, sin embargo, ese libro de Ariadna, se convierte en un nudo gordiano, porque ni la creación de contenidos ni el trabajo editorial tienen que ver con departamentos estancos. Nuestro mundo va a caballo de la interdisciplina, interdisciplina a la transdisciplina, de la creación individual a la generación colectiva de contenidos, de la página estática a la página líquida y del texto al hipertexto. Estamos inmersos en la cultura hacker, de todo abierto y la filosofía edupong de “hágalo usted mismo”, esos son los retos. Alejandro Magno, en su paso por Frigia, cortó con la espada el nudo que según la leyenda sólo desataría el conquistador de Asia, a la sazón expresó “tanto monta cortar que desatar”. Fernando II de Aragón, el rey católico, incorporó en su emblema la frase “tanto monta” y suscribió documentos bajo el lema “tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”, aludiendo la unidad de las diferencias en el reino español; pues bien, hoy por hoy, podemos parafrasearlo y decir “tanto monta un repositorio con acceso abierto como una estantería inaprensible”.