Hay ciertos aniversarios alegóricos. En la vida personal, en el amor y desde luego en el trabajo.
Los diez años de Interlínea tienen una alta carga simbólica desde que salió al aire como una emisión pionera de UAM radio, hasta ahora que lo podemos enmarcar como un proyecto en permanente cambio y evolución, que organiza mesas de debate, tiene una página web muy dinámica y promueve la lectura de manera presencial en hermosos espacios.
El aniversario coincide con la entrega al reconocimiento al Mérito Editorial por parte de la Universidad Autónoma de Nuevo León a Sofía de la Mora, corazón de este proyecto que ha encontrado su camino, formado gente y se ha abierto paso a públicos interesados por el libro y toda la actividad sistémica que hay en torno a él.
Ya es lugar común decir que la pandemia nos reinventó, aunque extraño las cabinas y la presencia de Dani Páez, Donato Guerra y de la propia Sofía, logramos desarrollar como casi todos, medios de trabajo para salir al paso que resultaron funcionales. A veces llegaba rayando a UAM radio para grabar mi cápsula y ahora la entrego rayando desde cualquier lugar en el que me encuentre con señal.
Me da mucho gusto participar en el décimo aniversario con esta columna que formó parte del proyecto piloto. Desde entonces el trabajo se suma, los intereses convergen y si le doy repaso a mis colaboraciones veo que ya suman un buen número de cuartillas, algunas de las cuales, dicho sea de paso para terminar, se diseminan polisémicamente en otros textos y contextos. Y bueno no me resta, sobre todo después de estos días de encierro, más que decirles a compañeros, audiencia y lectores: Salud.