Los espacios de las mujeres en la industria editorial mexicana

Después de escuchar la interesante conversación entre Ana Elisa Ribeiro y Sofía de la Mora, sobre las mujeres en la edición latinoamericana, la primera pregunta que me surgió fue: ¿y qué pasa en México? ¿Sabemos cuántas mujeres nos desempeñamos en el ámbito editorial? 

A botepronto, podemos observar que somos muchísmas: maquetadoras, diseñadoras gráficas, asesoras literarias, fotógrafas, dictaminadoras, ilustradoras, libreras, encuadernadoras, correctoras de estilo, traductoras, editoras… Prácticamente, no hay un área en la cual no encontremos a alguna mujer.  

Pero al momento de hablar de números, el asunto se pone complicado. Consulté con algunas amigas y amigos editores, y no existe un registro exacto sobre cuántas somos, ni qué porcentaje ocupamos en el engranaje editorial.  

El editor y librero Alejandro Zenker me hizo favor de enviarme una entrada de “The open book blog” sobre la diversidad en la industria editorial en Estados Unidos. Datos muy interesantes se desprenden de esta encuesta realizada en 2019, donde el 78 por ciento eran mujeres heterosexuales.

Según El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), en México las mujeres somos un grupo social discriminado y en situación de vulnerabilidad. Es por esto que es tan importante impulsar una numeralia sobre cuántas somos y en dónde estamos en la industria editorial, pues de esta manera lograremos una mayor visibilidad de nuestro trabajo. 

También es cierto que hay destacadas mujeres ocupando importantes responsabilidades en el ámbito editorial, como es el caso de Marisol Schulz Manaut, directora de la segunda feria del libro más importante del mundo, la más importante de América Latina: la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la famosa FIL. También conozco varias colegas en puestos importantes, aunque, como me comentaba la editora independiente Rocío Noblecilla, hace falta una mayor visibilización de nuestro trabajo, pues en sus palabras: “Desafortunadamente, muchas, si no trabajamos en una institución o megaeditorial, somos invisibles; y si las independientes queremos vivir de la edición, debemos lidiar con muchas, pero muchas trabas”.

Queda clara entonces la importancia de realizar una estadística desagregada por género en lo que respecta al trabajo editorial en México. Esperamos que esta iniciativa se lleve a cabo muy pronto.

 

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