Hipertexto
Camilo Ayala Ochoa
Las universidades tienen, en efecto, un peculiar sistema editorial. Los autores son investigadores y, en ocasiones, dictaminadores e incluso parte de los comités editoriales o de los departamentos de publicaciones. Son comunes los problemas del comité editorial de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la UAM Xochimilco en cuanto a colecciones clausuradas, empeño por incluir un texto en alguna colección, difícil confluencia entre propuestas editoriales y necesidades de contenido y falta de formación autoral.
La Universidad Nacional Autónoma de México está modernizando la conformación de sus comités editoriales para que tengan cabida miembros externos a la universidad. Esto inyectará aire fresco a los comités y traerá nuevas experiencias, perspectivas y expresiones. También se recomienda que no sólo los investigadores o profesores de tiempo completo formen parte de los comités sino lo hagan los técnicos académicos y el personal de confianza que ha sido formado en la práctica editorial.
Los expertos en un tema no necesariamente deben ser miembros de un comité editorial. Pueden ser evaluadores, dictaminadores o árbitros; sin embargo, quienes forman a los comités deben tener otro tipo de competencias como la práctica editorial, de comunicación o de difusión cultural, suficiente como para conocer el mercado lector, los argumentos de venta, el público meta, la competencia en el universo bibliográfico, la pertinencia del contenido, el pronóstico de cobertura, los procesos técnicos de edición y sensibilidad lectora.
Elena Ramírez, la editora de Seix Barral, refiere que José Manuel Larra les dijo alguna vez a los editores de Grupo Planeta: “No me digáis lo que dice el mercado. Decidme qué es lo que el mercado aún no sabe que quiere”. En la edición universitaria debemos pasar del discurso generado por los autores a lo que es valioso para los lectores. Más aún cuando vivimos una época donde, con palabras de Riccardo Cavallero, de Mondadori, “el poder pasa del editor al lector”.