De tiempo atrás como buen internauta conocí a la página de internet de Club de Lectores y su página de Facebook. También de manera digital en la plataforma ISSUU conocía la versión de la revista impresa, pero no sabía quién estaba detrás de este proyecto. Esta charla con Virginia Krasniansky convidada a la tertulia editorial a la que convoca Alejandro Zenker y donde se dan cita varios editores para hablar de sus proyectos en un tono más relajado, puso de relieve para mí la importancia del trabajo editorial que tiene el Club de Lectores para fomentar la lectura. Este tipo de promoción y venta de libros siempre ha puesto nerviosos a los libreros, acostumbrados a un tipo de venta en la que “Mahoma va a la montaña” y siempre es muy saludable ir a las librerías, hojear los libros e incluso despojarlos del retractilado, si las palabras de la cuarta de forros no terminan de convencernos para concretar una compra, pero las ventas de casa en casa, las promociones en autobuses acondicionados que la editorial salía a las calles a vender y la venta directa de paquetes de lectura en las escuelas, fueron algo así como el pasado prehistórico de lo que hoy está sucediendo.
Con el advenimiento de internet y la posibilidad de realizar ventas de libro en línea, las librerías tienen encima un elemento más de preocupación, hecha esta acotación que podrá dar espacio a otras discusiones, lo que debemos aplaudir de un trabajo como el que realiza Virginia desde hace varios años con su proyecto Club de Lectores es tejer redes para que el libro llegue al lector, y en esta labor la editora tiene el gran mérito de ofrecer alternativas de distribución y promoción diferentes con respecto a esos grandes monopolios que están abarcando todo como son Amazon, Google y Apple, que ciertos procesos se digitalicen no tiene porqué obligarnos a transformarnos en apéndices de estos gigantes. Dicho de otra manera, hay muchas, pero muchas maneras para que “la montaña vaya a Mahoma”.