Desde los inicios del quehacer editorial y la realización de libros en la Antigüedad, la forma y soporte de éstos han determinado tanto el modo de escritura como los instrumentos y procedimientos para la misma. Cada cambio técnico o tecnológico --que los griegos de antaño denominaban tejné-- ha conllevado la necesidad de comprender y desarrollar nuevas maneras de producir los libros, de difundirlos y comercializarlos. Tal menester ha acarreado el surgimiento de nuevas funciones y actividades laborales en toda la cadena libraria, por lo cual siempre se ha requerido del entrenamiento o capacitación actualizada para desempeñarse apropiadamente en cada nueva forma del libro.
Si bien durante centurias los trabajos que desempeñaban los miembros del quehacer editorial se consideraron como oficios, cuyo dominio se aprendía directamente con un maestro experimentado, a mediados del siglo xx se instauraron cursos formales en varias ciudades europeas, aunque se abocaron primordialmente a los aspectos gráfico, tipográfico y ortotipográfico, considerándolos aún como oficios de un obraje moderno. En España, una labor notable la desempeñaron las Escuelas Profesionales Salesianas a principios de los años cuarentas, al instaurar un curso de varios semestres y elaborar y publicar el Manual del impresor. En México, el pintor y grabador Francisco Díaz de León fundó, en 1938, la Escuela de Artes del Libro, misma que dirigió hasta 1956 y que posteriormente se transformó en la Escuela de Artes Gráficas. No obstante, ambas iniciativas no consideraron otras actividades del quehacer editorial, cuyos laborantes seguían formándose como aprendices con un maestro experimentado, o bien, como autodidactas estudiando manuales y libros teóricos y técnicos atinentes a su quehacer.
Desde finales del siglo xx hasta la fecha, se han efectuado maestrías, diplomados y cursos de profesionalización y actualización para los diversos sectores que conforman la edición. Aunque de un modo u otro todos ellos abordan el paradigma de las nuevas tecnologías, es muy reciente la conceptualización y definición de la gestión y colaboración editoriales hoy día, así como su articulación con la distribución y venta de los libros. A ello contribuirá, seguramente, el Centro de Innovación y Formación Profesional, de la Caniem.