Hipertexto
Camilo Ayala Ochoa
La Asociación de Editoriales Universitarias Españolas indicó que sesenta y tres entidades publicaron en el 2010 unos 4443 títulos anuales, de los cuales 3960 son novedades.
Otros datos más actualizados indican los 66 socios de la Unión de Editoriales Universitarias Españolas publican diez mil títulos al año. Lo que es cierto es que el libro universitario representa diez por ciento del mercado del libro en España. La Cámara Argentina del Libro señaló que en el 2009 los títulos universitarios representaban el seis por cierto de la edición del país con 1,200 publicaciones al año y actualmente llegaron al diez por ciento. En Brasil las editoriales universitarias son responsables de casi diez por ciento de los títulos producidos al año. Las editoriales universitarias de Chile publicaban en el 2008, veinte por ciento de los libros chilenos. De los 12,362 de los títulos que se produjeron en Colombia durante 2013 provinieron 2,085 de las prensas universitarias. La edición universitaria constituye nueve por ciento de la oferta regional de libros en Latinoamérica, en el mundo anglosajón el libro académico cubre treinta por cierto del catálogo general. En 2009 la edición universitaria representó en México veinte por ciento de la producción nacional 3,360 títulos y en 2011 dieciséis por ciento 3,736. Es claro que este ambiente de tecnologías de comunicación, de redes de conocimiento, de transformación de la lectura, de cambios en la educación nutre el desarrollo de la edición académica. Edgar García Valencia que habla a nombre de Red Altexto, bien señala que uno de los aspectos que definen al libro académico es el diálogo, ese elemento conecta la actual sociedad líquida, participativa, transdisciplinaria, colaborativa, sin embargo pronto notaremos que la infraestructura para la comercialización de libros perderá complejidad y tiene un reto mayor con la multiplicación de los puntos de exhibición al enlazar librerías universitarias, al coordinar catálogos, al consumar canales de difusión, al certificar el material bibliográfico será incrustarnos como editores, en el diálogo constante y dinámico entre autores y lectores.