Hay por lo menos ocho ejemplares del catálogo de CIDCLI1 en los libreros de mis hijas, se los compré en distintas etapas de su vida y, por lo general, ellas los escogían atraídas casi siempre por sus portadas o el título.
Tengo una amplia colección de libros para niños, quisiera decir que todos los compré para ellas o por ellas, pero sería mentira, una buena parte la compré para mí cuando sus gustos literarios cambiaron o más pedantemente dicho, maduraron, me descubrí como un comprador de libros para niños. Creo que esta afición no es tan solitaria, pues después comprobé, platicando con Sofía, que la comparto con ella. El trabajo editorial es fascinante, pero el que desempeña Patricia es envidiable. Es una manera de decir que me encantó la charla de hoy. Yo sí creo que hay mucho de femenino, quizá de maternal, en el éxito de una editorial dedicada al mercado de los lectores niños y jóvenes. Escuché con mucho agrado la historia de su empresa, de la creación de sus espacios de trabajo, de sus horarios y del equipo que conformó y no pude sino sentir una gran empatía por esta empresaria que le apostó a un mercado inédito en México y formó una editorial pionera en el país.
Pienso también que los tropiezos sufridos con los ilustradores en las primeras etapas de CIDCLI y la necesidad de recurrir al mercado ilustrador externo, fue creando un mercado de ilustradores más empático con los lectores en formación. Yo conozco ahora a muchos de ellos y desde luego también a ilustradores de libros infantiles de formación nacional, que quizá crecieron con los libros pioneros de Patricia y otras empresas que surgieron siguiendo sus pasos. Qué felicidad que haya gente entregada en su trabajo y gozando de lo que hace, qué felicidad que en nuestro gremio, por lo regular serio y [acartonado], haya editoras que rompan algunos moldes como Patricia.
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1 Desde aquí es posible recuperar el catálogo de CIDCLI: https://www.cidcli.com/publicaciones