La profesionalización del editor es un asunto toral. Cuando Gerardo Kloss, reflexiona sobre este tema, en el contexto universitario, reconoce que hay, sobre el escenario una serie de factores con los que se tiene que trabajar y construir el discurso académico. De todos los puntos polémicos de este proceso, en permanente construcción, que atañen a la profesionalización del editor, comento sólo uno, que yo, resumiría de la siguiente manera: “cuando cambia el sustrato, cambia el proceso”. Cada vez son más los profesores, intelectuales y editores que plantean que el cambio de formato o sustrato, pantalla en vez de papel, conlleva una serie de cambios que necesariamente tenemos que tomar en cuenta, en un espacio de reflexión como éste.
No se trata solamente del cambio de sustrato, sino de un nuevo medio multifuncional que al imbricarse con la red y su semántica: el hipervínculo y la fusión de varios medios o recursos, está necesariamente generando otras maneras de concebir la labor editorial.
Lo anterior no implica modificar planes de estudio, ni parar en seco propuestas de investigación o publicación, pensadas para un medio totalmente cerrado en sí mismo, como es el impreso y más concretamente el libro, pero sí obliga darle cabida al pensamiento constructivo editorial, que quiere profesionalizar su discurso desde la lógica, en permanente construcción, de Internet. Un nuevo medio que, en la más predecible lógica de McLuhan, se está alimentado de los demás medios.
No creo que el impreso muera, pero la transmutación del pensamiento articulado a Internet nos obliga a repensar muchos aspectos de la profesionalización editorial.