Interesante que existan editores como Alejandro Ramírez que expliquen su experiencia en la aplicación de herramientas digitales en el área didáctica y que asuman que estamos en una época de transición.
Entre el formato impreso o su remedo digital que es el PDF y la publicación digital interactiva desprendida totalmente del impreso, el que exista una etapa que puede ser transicional entre modelos que nos permiten producir y acercarnos al conocimiento articulado y que, además, en dicha etapa haya propuestas de negocio, “nichos” de oportunidad como dicen los marketineros, nos habla de la capacidad de adaptación que deben tener los editores, que hoy requieren cada vez más preparación para ser competentes en su medio.
Lo que Alejandro Ramírez denomina “realidad aumentada” y otros simplemente “aplicación interactiva” relacionada con contenidos impresos o de otro tipo pone en el tapete de la discusión algunas cuestiones que yo les formulo con cierta frecuencia a mis colegas: ¿Se están generando contenidos digitales, por lo regular animados, para libros impresos como parte de un proceso transicional, es decir, se incurre en modelos híbridos a falta de preparación del autor, del usuario y del editor para entrarle de lleno a la edición digital como productos pedagógicos o como efectivamente algunos plantean, se trabaja así porque está demostrado que el libro impreso sea la mejor herramienta pedagógica y lúdica? Yo simplemente respondería platiquemos dentro de diez años, por lo pronto trabajos como el de Alejandro demandan nuevas competencias en las que el editor debe seguir siendo el responsable de un proceso que se encuentra en el centro de un cambio fascinante que nos está tocando vivir.