Luis González Martín, pone el dedo en varias llagas y su ejemplo histórico me parece muy apropiado. En 200 años, o quizá mucho menos, añado yo, internet será un parámetro para hablar de un cambio de época, tan importante como el que supuso el cambio del mundo antiguo a la edad media. Y más que lamentarnos, debemos sentirnos contentos por estar inmersos en esta época de cambio, hacia nuevos modelos de generación y difusión del conocimiento.
El trabajo de la fundación Ruipérez, a favor de la lectura, asume esa condición de cambio que, aunque no alcanzamos a comprender del todo, no debe paralizar del todo, ni el trabajo creativo ni mucho menos el editorial. Las formas híbridas de lectura no desplazan a ésta, de hecho, para generar contenidos digitales de calidad, se parte de estructuras verbales, guiones, planes de trabajo, investigación, que están indisolublemente ligados con la palabra escrita. Para comunicar bien, y debo insistir, para comunicar bien incluso híbrida o multimodalmente, uno tiene que articular bien el pensamiento escrito y eso sólo se consigue con práctica y con mucha lectura; atinada diferencia que explica un momento histórico. La lectura digital tiende más hacia lo técnico, lo profesional, lo académico y bajo esa perspectiva, las publicaciones universitarias están obligadas a fortalecer esa modalidad; mientras tanto, la lectura lineal, por lo regular ligada al papel, está más emparentada con la literatura, aunque ésta está también reinventándose con las posibilidades que ofrece internet, pero bueno, el hecho de que un pequeño grupo de niños confiese que no se conciben leyendo a Harry Potter en otro medio que no sea papel, es un indicador que debe tomarse en cuenta. En cualquier caso, el acceso a la red a bajo costo es una necesidad educativa de primer orden que fortalecerá la lectura, y México, como sugiere Luis González, debe impulsarlo como política de estado.