Arnulfo de Santiago introduce en esta charla un aspecto básico relacionado con la historia del libro, aspecto que abarca desde la vertiente cronológica hasta la reflexiva: la historia del libro es una historia de soportes y ésta, a su vez, es una historia de las técnicas o las tecnologías que le dan viabilidad a los soportes. Se trata de una de las constantes del libro de Cavallo y Chartier en la recopilación de ensayos emprendida en su Historia de la lectura en el mundo occidental, también lo es de otro libro más pequeño y reciente de Roman Gubern titulado Metamorfosis de la lectura. Pero la historia de los soportes implica la historia de modos diferentes de apropiación y difusión del conocimiento.
Si en una arbitraria línea del tiempo establecemos en el extremo izquierdo la pintura de las cuevas de Altamira, aunque creo que hay otras que datan de más antigüedad, según escuché justamente el otro día por radio, y en el otro extremo, a un estudiante viendo videos en su celular, podríamos convenir, aunque aquí también hay controversia, que el soporte ideal para el libro se alcanzó con el Códex de papel. Que se pueda leer en pantalla y en línea, incluso de manera cómoda para la vista y con una amplia gama tipográfica, no significa que este nuevo soporte sea el más adecuado para el libro. ¿Por qué? Porque la hibridación con otros medios y contenidos vinculados en red, trajo consigo nuevas formas de apropiación del conocimiento. Bienvenidas. Pero el códex de papel es diferente y demanda cuando menos dos experiencias únicas: silencio y dedicación absoluta fuera de línea. Esa forma de placer estimula áreas muy específicas del cerebro que el vértigo de la red anula.