En tiempos de desaforada competencia por la atención, las historias sonoras de la cultura editorial de México logran abrirse espacio por tener algo qué decir, es como se señala a lo largo de la entrevista, un proyecto hermano de Interlínea, complementario gracias al énfasis histórico.
Como Interlinea, por otro lado, se desplaza del libro a las tramas, procesos, y hay agentes que los producen y lo expresan en el espacio sonoro en formato podcast.
Esto nos resulta gratuito pues, como señalan Marina y Fernanda, el podcast permite no sólo abrir una ventana cuando la pandemia nos cerraba puertas, sino que apuesta por una amplificación de una conversación que ha estado agotada, tanto al campo académico como a especialistas del campo editorial. Con el podcast, desde su concepción, se busca llegar a nuevos interlocutores sin descuidar a los ya establecidos, por supuesto, reconoce y aprovecha la naturaleza del medio, apostando por la brevedad y autonomía de los episodios, abriendo así, múltiples entradas a las historias del mundo editorial.
Ahora bien, escuchándolo, quisiera remarcar dos énfasis, otros dos énfasis plasmados en el podcast y que resultan significativos: uno de ellos ya se afirma en la entrevista, la voluntad de descentralizar las historias, así cada historia, cada episodio nos traslada en el tiempo y el espacio y, entre ellas, van tejiendo un mapa complejo y diverso; el segundo acento reside en descubrir, en el sentido de quitar el velo que mantiene en penumbras, cuando no en la oscuridad, el papel de las mujeres en el mundo editorial.
Con estas coordenadas, Cultura editorial en México: historias sonoras, no sólo se abre paso por tener historias que contar, sino por la forma en que las cuenta.