La puesta en página
Alejandro Tapia Mendoza
Muchas cosas suceden cuando hojeamos un libro, pero una de las que uno no es muy consciente cuando afrontamos la lectura, es el papel que ha jugado ahí el agente literario, aquél que ha mediado entre los autores y las editoriales, aquél que leerá materiales de primera mano y de muy diversa índole y encontrará dónde es preciso encauzarlos y hacerlos posibles. Las editoriales son pequeñas industrias que trazan un océano entero de líneas de pensamiento en el que es preciso orientarse, y los agentes literarios son quienes nos han puesto una brújula.
La reflexión y experiencia de María Lynch, una agente editorial que proviene de una larga tradición al respecto, en Barcelona, y quien aparece hoy entrevistada en este espacio de Interlínea, nos da luz sobre la existencia de este tipo de agente en la mediación que hay entre nosotros y lo que leemos. La editorial es una empresa tanto económica como intelectual, y en ella los agentes literarios son fundamentales, de ahí que sea sumamente importante conocer su trayectoria. Como la propia entrevista señala, los agentes literarios son una figura que realmente no existe en México: son agentes que surgen ahí donde el flujo de lectores y productores de libros es tan extendido que el mundo editorial hace necesaria su presencia, ya que ellos deben leer previamente lo que nosotros leeremos, son por lo tanto conocedores del campo en el que nos movemos, y deben ser capaces de identificar las líneas que mueven ese campo, que lo hacen avanzar. Es además un trabajo que, por alguna peculiar razón, ha estado casi siempre en manos de mujeres, lo que le da un especial cariz a esta figura que ha sido clave en el desarrollo intelectual de nuestras sociedades. Escuchar a un personaje así abre un horizonte que debemos conocer para calibrar el trabajo que hay detrás de lo que leemos, porque la industria editorial es a veces más sofisticada de lo que imaginamos en una primera impresión.